Nuestro Dietista Miguel Ángel, nos hace llegar la siguiente información, cuya fuente es 'Guía de
Hidratación y Salud', del Observatorio de Hidratación y Salud (OHS), Sociedad
Española de Nutrición Comunitaria (SENC) y Consumer.es.
En época estival estos consejos son de gran importancia, así que no los olvidéis sobre todo si tenéis niños o personas mayores en casa.
Cómo prevenir la
deshidratación
Ancianos
y niños son más propensos a la deshidratación en verano, ya que el 80% de los
ancianos bebe menos de lo necesario y los niños apenas tienen sensación de sed.
La infancia y la vejez tienen bastantes semejanzas. Una de
ellas tiene que ver con la hidratación, ya que en ambas etapas de la vida se resiente el sentido
que invita a la ingesta de líquidos, esa señal que llega al cerebro cuando hay
una ligera pérdida de agua y sales minerales en el organismo para alertar al
cuerpo de la necesidad de beber. En los niños aún no está tan desarrollado y en
los ancianos se
debilita poco a poco, por lo que no beben y aumenta su riesgo de
deshidratación.
Según estudios
del Observatorio de Hidratación y Salud (OHS), más del 80% de los ancianos bebe
menos de lo necesario. A esta falta de ingesta de líquidos se unen otras
consecuencias de la edad como tener un sistema inmunológico y de la regulación
de la temperatura más debilitados, pérdida de movilidad y del agua corporal, lo
que hace que el impacto de la deshidratación sea mayor en ellos. De hecho, una
hidratación correcta evitaría una de cada diez hospitalizaciones de personas
mayores.
La causa de que
los niños sean reacios a beber es que apenas tienen sed. Su
sistema inmunológico está menos formado y, por tanto, están más expuestos a
sufrir enfermedades y toleran peor los cambios de temperaturas. En ellos, uno
de los motivos más frecuentes de deshidratación son las diarreas y
gastroenteritis, más habituales en verano y que, a menudo, se asocian a una pérdida de líquidos.
¿El cuerpo
humano es de agua?
El agua es un
nutriente indispensable para el organismo humano, sobre todo cuando nacemos.
Un bebé tiene un 74% de agua en su cuerpo en el momento de nacer;
un adulto registra alrededor de un 65% de agua, aunque puede
llegar al 80% en los riñones, pulmones y tejido muscular; y un anciano tiene
menos cantidad.
El cuerpo
necesita reponer las pérdidas diarias de líquidos que se producen a través de
la orina, las heces, la transpiración cutánea y la respiración, aunque la
sudoración, las diarreas o la fiebre pueden aumentarlas. La pérdida neta
diaria de líquidos oscila entre uno y tres litros.
Para reponer esta
cantidad hay que ingerir 2,5 litros de estos al día. Y en el caso de las mujeres embarazadas hasta tres litros diarios, una
dosis que se extiende durante la lactancia. Para ellas, beber resulta más
fácil, porque la lactancia provoca más sed debido a que el 90% de la leche
materna es agua, necesaria para cubrir las necesidades hídricas del recién nacido.
Víctimas de la
deshidratación
Los síntomas
de la deshidratación en bebés y niños pequeños abarcan el llanto sin
lágrimas, la piel, boca y lengua secas y agrietadas, los ojos hundidos, la piel
grisácea y menos cantidad de orina. Así, los bebés menores de tres meses que
orinan con normalidad mojan el pañal cada seis horas como mínimo y los niños
que andan deben empapar al menos tres pañales diarios.
En los adultos
y ancianos, los signos son
malestar general, dolor
de cabeza, cansancio,
dificultad de concentración, confusión mental, orina concentrada y/o sequedad
de la piel.
Pero estas
señales son difíciles de detectar tanto en bebés como en ancianos dependientes
o con facultades físicas o psíquicas mermadas. La regla de oro para que estén
hidratados es que sus cuidadores vigilen que beban, sobre todo en verano, y más
si tienen diarreas y gastroenteritis.
Hidratarles, de
mil formas
Diversos estudios
científicos han probado que variar los líquidos que se ingieren al día favorece
que se beba más y se alcance una hidratación adecuada. De ahí que este año la nueva campaña de la OHS lleve por lema
"¡Hay mil formas divertidas de hidratarse!". ¿Cómo? Según una tabla
adaptada de la Food and Nutrition Board (FNB) de la Academia Nacional de
Ciencias de Estados Unidos, los niños precisan lo siguiente:
- Los bebés de los cero a
seis meses: 0,7 litros de leche materna.
- Los pequeños de siete
meses a doce meses: 0,8 litros de líquidos entre leche materna, fórmula,
agua, bebidas complementarias como zumos y alimentos.
- Los niños de uno a tres
años: cuatro tazas de bebidas en total (1,3 litros).
- Los menores entre cuatro
a ocho años: casi cinco tazas (1,4 litros), incluyendo el agua simple.
El agua debe
ser la bebida de elección para los niños, pero como suelen rechazarla por su
falta de sed y su nulo sabor, también se les pueden ofrecer zumos frescos de
frutas naturales y de temporada, polos de agua y zumo de fresa o limón, leche o
granizados.
Los más mayores deben
beber de forma frecuente líquidos, como agua, zumos, refrescos, tés e
infusiones, sin olvidar que hay alimentos que son en un 90% o 99% agua, como
las frutas y las hortalizas, que deben figurar en la nevera, o platos como las
sopas frías y el gazpacho, excelentes en verano.
OCHO CONSEJOS PARA QUE NIÑOS Y ANCIANOS ESTÉN HIDRATADOS
1.
Beber
debe ser un hábito en los ancianos aunque no tengan sed.
2.
Colocar
una botella de agua de 1,5 litros en un lugar visible y bebérsela antes de
finalizar el día.
3.
Ingerir
2,5 litros diarios y aún más si se realizan esfuerzos físicos y el clima es
cálido o húmedo.
4.
Evitar
perder líquidos en exceso. Para ello, es recomendable no exponerse al sol de forma innecesaria, no hacer ejercicio físico en
horas centrales del día y vestir ropa fresca y poco ajustada para sudar menos.
5.
Ofrecer
agua, zumos y bebidas en abundancia y con frecuencia a niños y ancianos y vigilar en especial a bebés,
enfermos y dependientes.
6.
No
tomar, en la medida de lo posible, refrescos azucarados, porque provocan caries
y obesidad.
7.
Evitar
las bebidas con alcohol.
8.
Preguntar
al médico y farmacéutico cómo hidratarse de forma correcta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario